Propuesta Pedagógica

En el transcurso de estos veinte años de educación, nuestro que hacer pedagógico en la región se ha nutrido de variedad de corrientes, ideas y perspectivas. En un comienzo la base del proyecto fue teóricamente de enfoque construccionista, tanto en su perspectiva de la psicología del aprendizaje, principalmente piagetiana, según la cual el conocimiento progresa de lo simple a lo complejo siguiendo un proceso en el que el niño abstrae lo conceptual desde lo que experimenta, es decir de lo que vivencia con sus propias manos y raciocinio. Y también en su perspectiva pedagógica, especialmente desde la comprensión de modelos como el de la Escuela Activa, abordaje que busca involucrar al docente en el mundo natural del niño, es decir en la dimensión del juego que enseña.

Otro tanto tiene que ver con los aportes de Montessori acerca del aprovechamiento de los conocimientos previos en la enseñanza (casi siempre aprendidos en el hogar) y la visión de Freire de una escuela sensible con la justicia social y crítica del sistema escolar, que por aquel entonces, exaltaba lo memorístico sobre lo inteligente, llenando al estudiante de conceptos que al final de cuentas no tenía la capacidad de argumentar o hilar uno con otros. 

Formalmente el colegio siempre planteó distinguirse entre la oferta educativa que hay en la región y por eso sus posturas han estado más al margen de lo convencional que dentro de lo convencional. Se ha incursionado además de la escuela activa,  con la pedagogía Waldorf, un modelo de enseñanza surgido en Alemania, que en esa primera fase de nuestro colegio cuando éramos pocos,  impulsó a las familias a comprometerse profundamente con la vida escolar mediante una interacción permanente que derivó en  la formulación de actividades que comenzaban en la escuela y terminaban en los hogares.

A las lecturas de la pedagogía Waldorf se debe por ejemplo, que el colegio trabajé con grupos pequeños y que sus profesores se involucren tanto en su oficio que en ocasiones  ven crecer a los estudiantes hasta graduarlos. También le debemos a la pedagogía Waldorf el que hablemos de comunidad educativa en lugar de institución, y que el arte, el teatro, la música, la formación en las ciencias del movimiento (educación física), sean asignaturas fundamentales en los planes de estudio. Otro atributo del colegio son las lenguas, especialmente el inglés pero también el portugués. Aprender una lengua nueva inaugura nuevas maneras de razonar y sentir, motivo por el cual estas asignaturas son imprescindibles. 

Un capítulo aparte merece la vocación académica y científica que el colegio materializa en el Área de Proyecto que atraviesa los planes de estudio de todos los cursos. Este desarrollo curricular tiene que ver  con el estudio que hicimos de  La EPC o Enseñanza para la Comprensión, un modelo pedagógico que nace en Harvard y que por décadas ha circulado por prestigiosos colegios de Colombia. La EPC es construccionismo y también compromiso social, pues es comprendiendo los fenómenos naturales y físicos que  se llega a los conceptos por supuesto, pero obligatoriamente a la pregunta del para qué saber y con ello a la interpelación por el social. La pregunta, saber preguntar con respeto y profundidad, es fundamental para profesores y estudiantes.

Lo planteado formalmente ha sido puesto en marcha mediante una práctica docente sin dudas comprometida. El ejercicio profesional de los profesores que han pasado por aquí y la subsecuente huella que dejan en sus estudiantes y por ende en la escuela, son los responsables de que lo formulado en teoría haya derivado en nuevas experiencias y desarrollado estrategias pedagógicas particularmente propias. Por otro lado, la experiencia de los docentes normalistas de la primaria y el de los diversos profesionales con especialización y maestrías que enseñan en la secundaria,  ha permitido garantizar que los derechos básicos de aprendizaje que la ley exige sean  cubiertos sin que se afecte nuestro enfoque.  

Enseñamos lo que se tiene que enseñar y los estudiantes aprenden lo que tienen que aprender. Pero además aprenden nuevos temas por vías alternativas que buscan proveer al estudiante experiencias provocadoras del pensamiento analítico pues al Selvalegre le interesa más que nada enseñar en la amazonia, para su conservación y el buen vivir pues ¿Qué sentido tendría enseñar lo básico sin enseñar lo excepcional que tienen la amazonia? Ninguno ciertamente. Enseñamos asignaturas como el inglés, portugués, huerta y reciclaje, proyecto, Tecnologías de la información y la comunicación, ciudadanía amazónica, historia de las religiones,  precisamente porque exceden lo necesario.

Este concepto atraviesa todos los ciclos. En el preescolar por ejemplo, la característica principal es la exploración del entorno, el desarrollo del pensamiento lógico y las competencias comunicativas, así como el fortalecimiento de las  habilidades físicas y psicológicas que aparecen y se provocan por medio del juego dirigido, o mejor dicho, el juego programado que permite al  niño descubrir las nociones y conceptos que le facilitaran después, en la primaria y secundaria, estructurar operaciones complejas, nuevos lenguajes y principalmente las matemáticas. Y en ese sentido, las salidas de campo son la estrategia pedagógica que pone a prueba lo aprendido y además crean nuevas interrogantes e hipótesis de la realidad que conducen al descubrimiento que el estudiante debe lograr por sí mismo. 

En conclusión, podemos afirmar que la composición de visiones, pedagógicas, saberes y quehaceres, constituyen en su generalidad, un modelo pedagógico y académico distintivo del Selvalegre.  Entiéndase que con el sustantivo composición no nos referimos a la mera amalgama o combinación de experiencias. Al contrario, lo que el colegio ha logrado es mantenerse constantemente actualizado en materia pedagógica y al mismo tiempo crecer sin salirse de su visión, gracias a la comunicación  y el trabajo interdisciplinario que le permite ser crítico de sus progresos y estancamientos. Como un músico cuando compone música, buena música. 

Se trata de un desarrollo pedagógico que maduró por décadas y que  tomó como laboratorio de experiencias a nuestro propio contorno.  Por sobre toda esta capacidad de autocrítica que nos permite ser conscientes de lo que hacemos, sobrevuela la postura ética del amor, el respeto, la diversidad. Buscamos con la enseñanza que el estudiante responda afirmativamente a estos principios, y de manera recíproca los lleve a donde vaya. La experiencia nos muestra que lo hemos logrado.